miércoles, noviembre 22, 2006

EL VIAJERO ANÓNIMO

El viajero anónimo se encontró una noche, por pura casualidad, con una puerta que siempre se abre a los espíritus errantes. Y sintió la necesidad de escribir. Le resultó familiar el aroma que inspiró en esa estancia. ¿Aroma? A café de noche. A maldita distancia. A necesidad de expresar ¿un sentimiento, tal vez? ¿Un deseo, quizás?
La vida trata siempre bien porque, sencillamente, te da la oportunidad de vivirla de frente. ¿Resultados del encuentro? Sólo los viajeros que ponen su corazón en juego pueden obtener respuestas.
Un besazo, viajero anónimo.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Otro mar
Si no naces junto al mar, no echas de menos el mar.
Anhelas su recuerdo; tarareas la rima de las olas;
el azul de los versos y la efímera espuma de estrofas familiares y viejas.
Pero si alguna vez tocas el mar; las olas dejan de ser olas,
y se convierten en agua en forma de olas;
y el azul, no es azul sino un líquido verdoso que no se parece al mar.
No es como el mar.
Por eso muchos no quieren ver el mar,
por eso, por que les da miedo encontrar el mar de verdad
y que no se parezca al suyo, al que habían imaginado, su mar.
Pero hay otros, los que se arriesgan a descubrir el mar,
a tocar el mar, incluso a bañarse en el mar.
Estos tienen que aprender a reconocer un nuevo elemento.
Y al aventurarse, consiguen amar este nuevo mundo, más grande,
más ancho que el que tararearon antes.
Esos habrán aprendido a no predecir, a no esperar,
porque ellos pensaron un mar consonante, asonante,
con versos en alejandrinos perfectos y después encontraron
un mar diferente, estridente, sin acento, ni rima ni estrofa.
Libre.
Y así es el mar, y el mundo, y aquello que se parece a nuestro mundo, o al otro mundo, el que tenemos que leer, sin más,
en verso libre, mirando al piso de abajo del mar.

enero 29, 2007 6:56 p. m.  

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